Los seres humanos somos criaturas sociales. Podemos vivir solos, pero entonces nos limitamos a un simple ejercicio de sobrevivencia, sin capacidad de florecer. En comparación con los otros animales, individualmente somos una especie muy débil, cuyo poder radica en nuestra capacidad para organizarnos. En ese sentido, el resultado de un enfrentamiento entre un oso y una persona es totalmente diferente al enfrentamiento entre el mismo oso contra diez personas.

La comunidad que nos rodea influye significativamente en el tipo de personas que somos y cuando buscamos crear condiciones que nos impulsen a ser la mejor versión de nosotros mismos, esto resulta más fácil si nos rodeamos de personas que buscan los mismos objetivos. Así que será más efectivo mantener una dieta saludable o ser constantes en nuestra práctica de Yoga si nuestros familiares y amigos mantienen los mismos hábitos.

Aunque resulta complicado salir de los núcleos sociales a los que estamos acostumbrados, siempre podemos realizar un esfuerzo extra para ampliar nuestra red y encontrar personas que nos inspiren y motiven. Puedes apoyarte de los beneficios de la tecnología para contactar con personas afines a tus intereses: ¿Quieres empezar a correr todos los días?

¡Únete a un grupo de corredores en Facebook! Una vez que descubras que nos estás solo en tu iniciativa, será más fácil seguir adelante y ser constante. Con el tiempo también podrás descubrir el tipo de efecto que el resto de las comunidades tiene sobre ti y a partir de ahí podrás decidir si quieres conservarlas o si lo mejor es comenzar a crear nuevos lazos.

Lo importante es que sepas que no tienes que caminar solo. Definitivamente somos mejores cuando nos rodeamos de gente afín que nos impulsa a alcanzar nuestras metas y que al mismo tiempo nos convierte en una influencia positiva en la vida de otras personas.